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Tuesday, October 6, 2009

Interpretación profesional ¦ Madrid

A la hora de organizar congresos y eventos multilingües, es vital entender cómo se va a conseguir una comunicación fluida y ágil entre personas que hablan diferentes idiomas. El problema de la incomprensión mutua es tan viejo como la bíblica Torre de Babel, pero su antigüedad no justifica la falta de preparación para superarlo.


Primero.
Hay que asegurarse de que toda la documentación esté bien escrita en todos los idiomas del evento. El hecho de no dominar un idioma no puede ser óbice a la hora de asegurar la calidad de las traducciónes. Es lamentable la cantidad de documentos que salen en un inglés macarrónico hoy en día, por culpa de la pereza de determinadas personas a las que no les preocupa ser comprendidas por los extranjeros. Por muy gracioso que resulte leer en un restaurante chino una traducción que incita a la risa, en un congreso serio da lugar a falta de confianza en los organizadores y, por ende, en la seriedad del congreso en sí, lo que no conviene a nadie. Si no hablas el idioma en cuestión, asegúrate de que un nativo lea la traducción antes de darle el visto bueno. Pocos documentos se publican en castellano sin que haya una segunda lectura, y la misma regla sirve para las traducciónes. El traductor traduce, pero un lector tiene que editar la traducción antes de publicarla.

Segundo. Debe pensarse en el tema de la interpretación. Hay diferentes tipos de interpretación y diferentes tipos de intérprete. Desgraciadamente, pocos organizadores tienen tiempo para conocer a todos los intérpretes de su mercado. Y existe un fenómeno que suscita grandes problemas en la contratación a ciegas: Hay intérpretes que se creen muy buenos, pero nunca llegan a serlo, e intérpretes con poca autoestima, que nunca te van a reconocer lo buenos que son. Por eso, la figura del intérprete asesor es tan importante. Este intérprete debe ser una persona de plena confianza, capaz de elegir a los mejores para realizar la interpretación, teniendo en cuenta sus calidades técnicas y humanas, su combinación de idiomas y sus preferencias personales. (Dos intérpretes que se odian pueden echar a perder un congreso, por muy banal que parezca). También tiene que saber aconsejarte sobre otros aspectos relaciónados con la interpretación, como son las cabinas, los técnicos de sonido, las salas, el programa, etc. Hay que encontrar a un intérprete asesor con quien te sientas cómodo, porque la relación va a ser tensa en los momentos de mayor presión, cuando resulta necesario asegurar la flexibilidad para afrontar los cambios de última hora que suelen surgir en cualquier gran evento. Cuanto antes se produzca el contacto con el intérprete asesor, mejor. Así tendrá tiempo para conocer las características concretas del trabajo que tiene que organizar.

Los intérpretes aportan al evento algo más que un mero traslado de significado de un idioma a otro. El organizador tiene que ayudar al intérprete asesor a entender en qué consiste el evento, y aprovechar su experiencia para ofrecer los mejores servicios posibles a los asistentes. Por ejemplo: En una reunión de marketing, priman la calidez de voz y la convicción en la presentación. En una presentación de resultados, priman la rapidez y la precisión. En reuniones técnicas, priman los matices y los detalles, pero a veces también la interacción humana entre personas de diferentes lenguas que tienen que formar un equipo. El intérprete asesor siempre busca el perfil idóneo para aportar los intérpretes más adecuados a cada tipo de reunión.

El intérprete asesor también puede ayudarte a confecciónar el programa de la forma más eficaz para minimizar el trauma de la interpretación. Por muy útiles que sean, los auriculares son molestos y es mejor organizar las naciónalidades de los ponentes de forma tal que haya cambios frecuentes de idiomas y los oyentes puedan escuchar una ponencia a través de la interpretación, seguida por otra en su idioma nativo, para descansar. Y es antieconómico programar una ponencia interpretada por la mañana y otra por la tarde y tener que pagar a los intérpretes para trabajar una jornada completa, cuando se puede englobar a todos los extranjeros en una única sesión. En general, los servicios se tipifican según el siguiente esquema:

Interpretación simultánea

El ponente habla directamente al público a través de un micrófono conectado a los auriculares de los intérpretes situados en una cabina. A la vez que habla, los intérpretes ofrecen una conversión de sus palabras en el idioma diana. Las palabras traducidas pueden estar emitidas dentro de una red cerrada (por ejemplo, dentro de la sala) o de una red abierta (por ejemplo, un webcast). Por las responsabilidades mayores del webcast, los intérpretes suelen cobrar un plus por salir en vivo fuera del lugar de la presentación.

Esta técnica también puede servir para reuniones más interactivas, por ejemplo, Consejos de Administración. Según la tipología de la reunión, si sólo hay dos idiomas se pueden poner cabinas mixtas, en cuyo caso los intérpretes interpretan en ambos sentidos desde y hacia el idioma de la reunión y el idioma diana. Cuando hay más idiomas, se suelen utilizar cabinas puras en las que los intérpretes pueden traducir desde varios idiomas hacia un único idioma (como se hace en la ONU y en la Unión Europea). Ambos tienen sus ventajas y sus inconvenientes. Las cabinas puras requieren más espacio, pero suelen ofrecer mejor calidad, sobre todo en el estilo de expresión de los intérpretes. El intérprete asesor tiene que asegurarse de los conocimientos de los intérpretes y de su verdadero dominio de los idiomas. El organizador tiene derecho a pedir que tan sólo los interpretes nativos traduzcan hacia su idioma nativo, porque en el caso contrario se pierden las ventajas de la “pureza” del idioma. Cuando se hace la interpretación both ways (en ambos sentidos), es inevitable que cada intérprete tenga su preferencia por uno u otro idioma, y si la interpretación es correcta, el cliente no puede quejarse por los acentos o pequeños deslices sintácticos. No obstante, en general, con tiempo suficiente para hacer una contratación eficaz, un buen intérprete asesor va a conseguir los mejores para cada trabajo.

Chuchotage

Es una variante de la simultánea en la que los intérpretes no utilizan cabina, y/o susurran al oído de uno o (como mucho) dos oyentes en el idioma diana, o utilizan un infoport (micrófono con transmisor) para atender a hasta diez personas que están conectadas por auriculares con receptores. Es un estorbo para la reunión. Los intérpretes tienen que estar físicamente presentes y se oye el murmullo constante de su interpretación, pero es eficaz para reuniones pequeñas y no especialmente formales.

Interpretación consecutiva

El ponente habla mientras el intérprete toma notas escritas, para luego leerlas en voz alta en el idioma diana. La consecutiva real conlleva una técnica muy ardua y los intérpretes tienen que ser capaces de reproducir sin perder detalles un discurso de hasta veinte minutos.

Esta técnica se utiliza tanto en ruedas de prensa como en negociaciónes y por teléfono. Hay que tener en cuenta que alarga la reunión más del doble, por lo que no es aconsejable en reuniones muy interactivas; pero en negociaciónes puede ser útil para que el cliente compruebe la exactitud de la interpretación y aproveche para escuchar dos veces lo dicho. Por teléfono, se utiliza a través de las conference call, para llamadas entre personas que no tienen un idioma en común. (Se puede hacer en simultánea también, pero el sonido no suele ser de suficiente calidad, y el orador no tiene la posibilidad de volver a escuchar sus palabras, por si quiere añadir o matizar detalles). Hay muchos intérpretes de simultánea que no hacen interpretación consecutiva. Aunque la gente suele pensar que cualquiera lo puede hacer, en realidad, requiere mucha formación y una personalidad extrovertida.

Interpretación acompañante

Cuando una persona necesita ayuda con el idioma, pero no es una situación formal, se puede contratar a un intérprete acompañante, si no prima la calidad. El intérprete asesor debe saber distinguir entre la interpretación consecutiva, que resulta bastante cara, y la interpretación acompañante, que no necesariamente tiene que costar tanto. Por ejemplo, se pueden encontrar estudiantes bilingües dispuestos a ir con los acompañantes de los congresistas a visitar museos, ir de compras, etc.

Pero ojo a la hora de meter intérpretes acompañantes en situaciónes desconocidas. No siempre es posible fiarse del cliente que alega que son “conversaciónes que no necesitan interpretación profesional”. A veces tales “conversaciónes” luego resultan ser negociaciónes con muchos matices muy importantes y mucha terminología técnica. O pueden ser procesos de Due Diligence, en los que los auditores entran en una empresa para hablar con los directivos de asuntos que requieren experiencia en la materia.


Conclusión


La comunicación humana puede funciónar bien si los problemas se identifican de antemano y se ponen los medios para superar barreras. En los congresos y demás eventos, las barreras más obvias son los idiomas. Una buena interpretación puede hacer que el evento sea todo un éxito. Una mala interpretación lo puede hundir.

Al igual que en la vida misma, si reflexionamos sobre el tema de antemano y nos hacemos asesorar por personas de suficiente experiencia, podemos conseguir resultados magníficos. A veces una buena interpretación vale más que la versión original